¿Hemos fracasado? Quizás no sea tu caso, pero seguramente sí te habrá pasado alguna vez, el dudar de que camino tomar, bien en el trabajo o incluso has querido retomar eso que siempre quisiste ser. Sea lo que sea, seguro que tú o alguien cercano se sentirá identificado.
En ¿Identidad o fracaso?, Os relato el pequeño viaje de dos adolescentes y cómo sin saberlo, descubren la libertad de ser y de elegir. Quizá estes pensando en retomar esos estudios, o tienes algún adolescente cerca y no tomáis esa decisión. ¿Y si viajamos juntos a tomar es decisión?
Una tarde de mayo, con Alan, en nuestras múltiples caminatas hacia la universidad y cuando ambos contábamos con 12 o 13 años ya dábamos por sentado que queríamos hacer y que no queríamos hacer después de la EGB.
Mientras unos se dedicaban a ver la televisión, pelearse con sus hermanos o hermanas, nosotros, sin saberlo y siendo de los peores estudiantes de nuestra clase, nos dedicábamos a buscarnos, a encontrarnos.
Gracias a unas obras en nuestro colegio por la construcción de un nuevo y pequeño edificio para dedicarlo a los más pequeños, en sexto o séptimo de EGB, nos encontramos no sólo con nuestra primera experiencia con la libertad, que se convirtió en muchas gracias a tenerla por primera vez en nuestras vidas, sino con la sensación de poder organizar nuestra vida, de poder organizar nuestro tiempo, de sobretodo, de poder aprovecharlo.
Era curioso, vivíamos al lado de la universidad, a apenas 10 minutos, y jamás se nos ocurrió viajar hacia ella; así que un día sin pensar cómo y porque emprendimos el viaje.
Nos dedicábamos a viajar en el tiempo, a pensar que seríamos ingenieros, informáticos, agrícolas, correcaminos (como llamábamos a los ingenieros de caminos), abogados…
Sin saberlo, aprendimos mucho, quizá lo que se convertiría en mucho tiempo después en el mejor viaje de nuestra vida, en la mejor decisión, la mejor idea y la mayor experiencia de nuestras vidas.
De un día para otro sin apenas llegar a la pubertad, nos convertimos en adultos. Decidimos que hacer, que no hacer y lo más importante que SER.
Conforme viajábamos cada día, (digo bien viajar porque no sabéis lo enriquecedor que puede llegar a ser y lo que se puede encontrar dos niños de 12 años a 10 minutos de casa; toda una ciudad, un viaje al presente de las personas que habitan en ella y al futuro de sí mismos.), buscamos nuevas aventuras, hoy seremos abogados decíamos, mañana médicos y porque no, pasado ingenieros.
Pero como todos los viajes, vimos cosas impredecibles, como gente que estaba toda una tarde en un banco hablando de nada o gente tirada en el césped diciendo mucho y también todos, haciendo poco.
Pasaban los días e íbamos encontrándonos con más cosas que no nos gustaban: La aventura de saber que elegir y tener que recorrer todo un laberinto de oficinas entrando y saliendo de despachos buscando cual era el correcto, el ir a una facultad a que te den información de sus especialidades y te digan, no para conseguir información dirigiros al edificio H8 ubicado en la calle A y subir al piso 1 e ir al despacho 12B, todo ello en un plano en el que lo primero que tenías que hacer era adivinar tu ubicación.
Después de varios días, nos encontramos con un montón de papeles, al principio sin saber que hacer con ellos y muy después sabiendo cuales guardar, cuales reciclar y cuales diciéndonos ¿Para qué los habremos cogido?
Con tantas aventuras y a mitad de nuestro viaje, al tercer o cuarto día, nos encontramos con una gran adversidad: los requisitos.
Para cada carrera universitaria, así la llamaban, nos pedían una nota de selectividad, que según nos contaron era la nota de un examen que te hacían cuando terminabas B.U.B. y C.O.U. y, que sin esa nota, no te permitían realizar nada.
Encontramos muchos otros, como pruebas de acceso para mayores de veinticinco años y algo llamado para titulados en FP, «Formación Profesional».
Creo que cuando fuimos a la Consejería de Cultura a que nos explicasen que era eso de la Formación Profesional aún teníamos los ojos como besugos y la boca abierta.
Pasadas unos minutos, o más bien unas horas, exclamamos en voz alta !Voy a estudiar FP!
Meses mas tarde, cuando ya nos encontrábamos en 8 de E.G.B. y nuestros profesores nos preguntaban que haríamos en el futuro, todo era negativo:
<<Sí, ahí es donde van los que se le dan mal los estudios>> o cosas como <<Si no sabéis estudiar es vuestra única oportunidad para ser algo si es que lo podéis ser alguna vez>> o cosas peores.
QUÉ EQUIVOCADOS ESTABAN!!!!
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